Facebook e Identidad
Artículo de opinión
Desde el primer momento en que aparece una foto en nuestro perfil, vamos forjando una identidad. ¿Pero es una identidad real? O por el contrario, un identidad creada, artificial y virtual.
Lo cierto es que Facebook nos ofrece innumerables posibilidades. No tan sólo el caso conocido como “suplantación de identidad” si no también con suplantar nuestra propia identidad. Mostrarnos como un alguien que no somos. Una fotografía, un cambio de estado, una solicitud de amistad, unirse a un grupo, seleccionar un me gusta, van configurando nuestra identidad en Facebook, nos mostramos de un modo, con opiniones, comentarios y publicaciones que apunten hacia este constructo de idea propia que hemos creado. Somos capaces de expresarnos, comunicarnos y mostrarnos. En Facebook hay que hacer presencia.
Sin embargo, es en esta construcción que se presenta la dicotomía: realidad/virtualidad. Si todos los procesos de creación de perfil que he creado en Facebook, responden a lo real, a lo empírico, a lo cotidiano y guarda relación con mi ser como persona, nos encontramos a una identidad más bien pura y transparente. Pero si las configuraciones realizadas en la plataforma tiene que ver con influencias externas a nuestro ser, al cómo me gustaría ser, y eso se refleja en la construcción que he forjado en mis acciones de Facebook, estaríamos ante una identidad falsa, plagiada de un ser inexistente, que he creado con otros fines que no apuntan a mostrarme a mí mismo, sino más bien tiene que ver con un gustar a los demás, parecer un ente critico, ser popular, tener más amigos en Facebook o parecer alguien distinto, porque finalmente no estoy conforme con quien soy.
En conclusión, la red social Facebook, siempre es moldeadora de identidad. Pero a la vez, nos presenta el dilema de lo no comprobable. No podré saber si aquel que ha subido una foto sonriente, es en realidad feliz o positivo, por ejemplo. En Facebook no existe la realidad, sólo se transforma en un proceso personal e interior, donde cada ser debe decidir si mostrarse tal cual es, o por el contrario, reinventarse para ser otro.